Son las diez y media de la noche. Llevo más de una hora escuchando la música de la armónica de un misterioso señor en el tren de camino a mi pueblo. Se nota que improvisa. Pero toca bien, de puta madre. Es preferible esto a los amigos del reggeton, que amenizan mis trayectos de cercanías con las mejores piezas de su teléfono móvil cada mañana. Escuchando las notas del pequeño y metálico instrumento recuerdo las sensaciones que me ha transmitido esta tarde la presentación de la película Chico & Rita en Barcelona. Una película en la que la música juega un papel muy importante, definida por sus autores -el dibujante Javier Mariscal y el director Fernando Trueba- como "un bolero".
La historia se ambienta en La Habana de los años 50, y sigue la trayectoria de dos enamorados, un pianista de jazz y una cantante, que se irán reencontrado y separando a lo largo de toda su vida. Por lo visto, en el relato también aparecen músicos reales de aquella época, cuyos temas han sido reproducidos por importantes intérpretes actuales. Basta decir que el hermano de Nat King Cole ha recreado las canciones de éste, imitando su voz característica. Bebo Valdés y Estrella Morente ponen la guinda a este pastel, que ha ganado el Goya a la mejor cinta de animación del año.